martes, 15 de diciembre de 2009

IX ENCUENTRO DE ICONOGRAFIA ARGENTINA

El 9 de diciembre tuvo lugar la inauguración del IX Encuentro de Iconografía Argentina en el Museo de Arte Popular José Hernández.

La muestra fue dedicada a la Iconógrafa y maestra de iconógrafos María Cecilia Mascarenhas de Boschkowitsch quien naciera a la inmortalidad el día 22 de mayo de 2009. Fue curadora en los tres primeros Encuentros de Iconografía Argentina. En esta muestra se exponen diez de sus íconos.

Luego de escuchar al Coro del Instituto Superior de Cultura religiosa se procedió a la apertura de la muestra, a cargo del P. Hernán Pérez Etchepare de la Sociedad de San Pablo, quien presentó a Monseñor Tarasios, Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis Ortodoxa Griega de Buenos Aires y Exarca de Sudamérica, que se pronunció sobre “La Espiritualidad en los Iconos”. A continuación, Susana Fauth, alumna de Celicia Mascarenhas recordó a su maestra. Luego la curadora de la muestra e iconógrafa Magdalena Acuña de Armano, y la directora del Museo Hernández, Ana María Cousillas, presentaron la muestra de este año. Para finalizar, el P. Eduardo Pérez Dal Lago, también iconógrafo, se refirió a la Simbología de los Iconos.

El Encuentro, organizado por la Editorial San Pablo y auspiciado por la Secretaría de Cultos de la Nación y el Museo de Arte Popular José Hernández se podrá visitar hasta el 3 de enero de 2010.

FOTOS IX ENCUENTRO

LA ESPIRITUALIDAD EN LOS ICONOS


Breves Palabras

de Su Eminencia Reverendísima Tarasios,

Arzobispo Metropolitano de Buenos Aires

Primado y Exarca de Sudamérica,

En Ocasión de la Apertura del IX Encuentro de Iconografía

Sobre el Tema “la espiritualidad en los iconos”

En el Museo de Arte Popular José Hernández

9 de diciembre 2009



Con particular alegría acepté vuestra amable invitación con el objetivo de transmitir un mensaje sobre el tema que me ha sido asignado respecto de “la espiritualidad en los iconos” en la ocasión de la apertura del Noveno Encuentro de Iconografía que se realiza en el Museo de Arte Popular José Hernández. A continuación quisiera expresar mi agradecimiento a la Señora Lis Anselmi, de la Editorial San Pablo, y a todos los organizadores del presente evento.


No podríamos desarrollar una reflexión sobre la espiritualidad en los íconos sin mencionar al gran santo de Damasco, Juán. En efecto, el Damasceno nos brinda la doctrina teológica más clara y precisa que anula toda vacilación y controversia en relación a la validez del sacro arte del ícono y nos coloca ante la profundidad de la milenaria tradición de la iglesia, una, santa, católica y apostólica.


El Damasceno, pues, nos recalca que el ícono es “una semejanza que caracteriza al prototípo con algunas diferencias con respecto a él”.[1] De esta manera, y citando a San Basilio de Cesarea[2], concluye que consecuentemente “el honor de las imágenes pasa al modelo”.[3] Continúa la reflexión aseverando que “el honor y la adoración son un símbolo y una señal de humildad y sumisión hacia el prototipo”.[4]


Existen, pues, varias formas de adoración de las cuales se destacan principalmente por un lado la adoración ritual, a través de la cual “nos dirigimos solamente al único Dios en la naturaleza y por el otro lado la veneración de honor, a través de la cual reverenciamos a los santos, a las reliquias y a sus imágenes, así también como a otros elementos sacros y que solamente se basa logicamente en la realidad de Dios como su creador y santificador.[5] De esta manera, el Damasceno mantiene inamovible el principio ortodoxo que dicta:



a nadie se puede adorar como Dios sinó solamente al Dios por naturaleza, al cual se le ofrece todo el honor y la gloria.”



Sólo basada en este principio es permitida y es necesaria la veneración de los santos y de sus imágenes, pues ellos son considerados “amigos de Cristo, hijos y herederos de Dios”, “tesoros de Dios y purísimos erarios”, “ejército de Dios”, “hijos de Dios y co-herederos e hijos de Cristo”, y “protectores de todo el género humano”.[6]



Aclarada la base teológica que justifica tanto la latría o adoración hacia Dios como la veneración hacia sus santos, el Damasceno nos explica porqué la tradición milenaria de la Iglesia permite y requiere la veneración de las imágenes tanto de Dios, su Madre la Theotokos y de sus santos. El principio es claro: “Pero el Prototipo es lo que se ha representado, aquello de donde sale el derivado”.[7] Este principio, en la teología ortodoxa está en intimísima relación con el dogma cristológico. De otra manera perdería su sentido y su justificación.


En los tiempos del Antiguo Testamento estaba prohibida toda representación del Divino en cuanto Dios es absolutamente trascendente, incorpóreo, invisible. Y es por ello que el Damasceno se pregunta ¿quién puede hacer una imitación del Dios invisible, incorpóreo, no circunscripto y sin figura? Y responde, “en efecto, es el extremo de la locura y de la impiedad el representar a Dios”.[8] Pero esto está referido a la economía antes del nacimiento del Salvador. “Pero Dios, a causa de sus entrañas de misericordia[9], en verdad se hizo hombre para nuestra salvación.”


He aquí la clave que revierte el principio del Antiguo Testamento: la encarnación del Verbo. Ahora Dios no es visto como lo vieron Abrahám y los profetas, ahora es visto por todos los hombres, puesto “que se hizo hombre y trató con los hombres”, obró milagros, padeció, murió y resucitó. Esta es una realidad y es verdad. Todas estas cosas fueron testimoniadas por escrito para nuestro recuerdo y enseñanza, para que nosotros, al escuchar y creer, tambien alcancemos la bienaventuranza del Señor.


El principio es claro y es cristológico: Si Dios verdaderamente se hizo hombre perfecto, fue visto y vivió entre nosotros, entonces su imagen se puede y se debe representar.[10]


Por otra parte, el dogma del ícono, y la espiritualidad que lo rodea, no se separan de la obra pastoral. Por ello el Santo de Damasco resalta que puesto que no todos saben de letras ni tienen tiempo para la lectura, los Padres comprendieron que algunas proezas, para su recuerdo conciso, se pintaran en imágenes. De acuerdo al gran teólogo y filósofo ortodoxo Paul Evdokimov, “un idéntico movimiento de revelación hace del ícono un evangelio visual, la glosa pictórica del Evangelio.”[11]


De esta manera ante la afirmación de la herejía iconoclasta de que el arte sacro de las imágenes no tiene fundamento en la economía de la salvación, la regla de la Fe del VII Concilio Ecuménico -- que fue presidido por el Patriarca Ecuménico Tarasios, cuyo nombre tengo el honor de portar -- que asume la verdadera tradición de la Iglesia Católica y Ortodoxa a través del dogma del Damasceno, clama: “Cuanto más contempla el fiel a los íconos, tanto más se acuerda del que está representado y se esfuerza en imitarle. Testimonia respeto y veneración sin ninguna adoración a la materia misma propiamente dicha, la cual se le debe solamente a Dios. – ¡Ay del que adorase las imágenes por sí mismas!”[12]


En efecto, el Damasceno salvaguarda dogmáticamente la tradición aseverando categóricamente que “venerando los santos íconos no veneramos la materia, sinó al Representado.[13] Y de allí la famosa y sentida confesión del Damasceno:


“No venero la materia, venero, pues, al Creador de la materia, aquel que se materializó y consintió morar en la materia por mí y a través de la materia ha realizado la salvación.”[14]


De esta forma comprendemos el valor que el ícono posee en la tradición de la Iglesia «καθολική» hasta nuestros días. Tanto el Oriente como el Occidente han compartido – y comparten - la misma teología puesto que ante la amenaza de la herejía iconoclasta unánimemente se contrapusieron a fin de conservar intacta e inmaculada la herencia de la fe y de la tradición que habían heredado de los mismos apóstoles.


En estos tiempos en los cuales la tecnología y la insensibilidad del hombre en una peligrosa combinación atentan contra los valores básicos de la humanidad como son los símbolos sacros, espejos de las realidades superiores sobre la tierra, es necesario que volvamos nuestra atención hacia las fuentes de nuestras tradiciones milenarias, a fin de poder encontrar en ellas el verdadero sentido que justifica tantos valores y realidades que hoy se están desmontando a fin de deshumanizar al hombre y así desasociarlo de Dios, fuente de todo axioma y bien.


En conclusión, agradezco nuevamente por su cálida invitación y ruego al Señor, por la intercesión de San Juan el Damasceno quien nos enseñó a través de la espiritualidad del icono y del “arte en memoria”, que ilumine a todos los cristianos y a toda la humanidad a la imitación del icono de Dios donde misteriosamente e inexplicablemente veremos Su propia “cara” enfrente de nosotros.


Muchas gracias!




[1] Juan Damasceno, Sobre los íconos I, 9.

[2] Basilio de Cesarea, Sobre el Espíritu Santo, XVIII, 45: Bpa 32, 183.

[3] Juan Damasceno, Edición Exacta de la Fe Ortodoxa, 16 (89).

[4] Juan Damasceno, Sobre los íconos I, 14; III, 27, 40.

[5] Juan Damasceno, Sobre los íconos I, 14; III, 27, 40.

[6] Juan Damasceno, Sobre los íconos III, 26; I, 21; II, 15. Edición Exacta de la Fe Ortodoxa, IV, 15.

[7] Juan Damasceno, Edición Exacta de la Fe Ortodoxa, 16 (89).

[8] Juan Damasceno, Edición Exacta de la Fe Ortodoxa, 16 (89).

[9] Lc. 1, 78.

[10] Juan Damasceno, Edición Exacta de la Fe Ortodoxa, 16 (89).

[11] Paul Evdokimov, La Ortodoxia, Ediciones Península, Barcelona, 1968, pag. 237.

[12] Paul Evdokimov, La Ortodoxia, Ediciones Península, Barcelona, 1968, pag. 238.

[13] Juan Damasceno, Edición Exacta de la Fe Ortodoxa, 16 (89), Sobre los Íconos, I, 21.

[14] Juan Damasceno, Sobre los Íconos, I, 16.

EXPOSITORES

María Cecilia Mascarenhas de Boschkowitsch
Magdalena Acuña
Gabriela Sonego
Roque Barbuto
María Cristina Castro
Hna. Silvia Cosentino
Lis Anselmi
Mónica Iribarne
Elaine M. de Medina Muñoz
Malena Aquino
Gabriela de la Vega
Camila Ferrero
Moira Doyle
Marta L. de Liebana
Enriqueta Balcarce
Pedro Duque
Mariano Casaubón
Gregoria Sanchez
Fernanda Gatti
Elsa Peña
Antoinette Pazzi
Susana Miguens
Carlos Montesano
Natalia Balbastro
Inés Luque
Alicia Uriburu
P. Eduardo Pérez dal Lago
P. Victorino Mareque
Mónica W. de Artigas
Hna. Silvia Cosentino
Miguel Ángel Rafael Dapueto de Ferrari
Dora Lía Acuña de Cordini
Josefina Echegaray
Natalia Gortchacow
Matilde Olivier
Mónica Alfano
Alejandra Mompó
Fernando Amarilla
Hna. Luz López
Ana María Rubado
Adriana Vazeilles
Eladia Peralta
Cristina Bellei
José Luis Cravotta
Ognyan Kolev
Elena de March
Lenny March
Susi Fauth
Mirna Marano:
Nora Makovitz
Nora Makovitz
Juan Manuel Ruesca
Elena Storni
Elba Susana Martínez
María Mercedes Gutirrez
Nora Macaroni
Susana Martínez Vivot
María Marta Binello
Stella Lois
Graciela Maggi
Diác. Jorge Arizio
Alicia Nuñez Cortés

martes, 20 de octubre de 2009

IX ENCUENTRO DE ICONOGRAFIA ARGENTINA

Se encuentra abierta la convocatoria para participar del IX Encuentro de Iconografía Argentina, a inaugurarse el 9 de diciembre a las 19:00 hs. en el Museo de Arte Popular José Hernández, Av. del Libertador 2373 C.A.B.A.

Podrán presentarse hasta tres iconos por persona. Los mismos deberán ser entregados del 23 al 28 de noviembre de 2009 en la Editorial San Pablo, Riobamba 230, C.A.B.A.

Contacto: Lis Anselmi: 011-15-5101-5979 -
lisanselmi@yahoo.com.ar

Ver Bases en la siquiente entrada.

Virgen de la Ternura - por manos de Gabriela Sonego


Natividad - por manos de María Cristina Castro

San Benito, por manos de Lis Anselmi

viernes, 15 de mayo de 2009

NUESTRA SEÑORA DE FILERMO







El 10 de mayo de 2009 fue bendecido y entronizado un ícono de Nuestra Señora de Filermo en la Parroquia San Benito Abad, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dicho ícono fue escrito por la iconógrafa Griselda Elena Ferrarotti de Lusardi junto a sus alumnos Carolina Paz y Leandro Alberto Fernández.
La misa fue oficiada por el párroco P. José María Ruiz Díaz, quien incienso el ícono durante la ceremonia. El P. Horacio Ortiz lo asperjó y el P. Eduardo Dal Santo preparó el rito y ungió el ícono con el crisma para luego portarlo en procesión hasta la capilla del Santísimo, donde permanecerá expuesto permanentemente.

jueves, 26 de febrero de 2009

VIII Encuentro de Iconografía Argentina


VIII Encuentro: Inauguración

VIII Encuentro: Muestra

VIII Encuentro: Presentación

Hace diez años comenzábamos un sueño, reunir a todos los iconógrafos de la Argentina en una muestra, para que estas "ventanas del cielo" nos contagiaran con su luz.

Queremos que los íconos sean patrimonio de todos los cristianos y de la humanidad. Queremos que vuelvan a las iglesias y al corazón de nuestros hogares.

Queremos que su espiritualidad tan llena de valores teologales (fe, esperanza y caridad) sane nuestra conciencia acelerada e irreflexiva.

Queremos que los íconos sean un lugar de encuentro y comunión entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa.

Tal vez puedan sonar muy ambiciosas estas palabras, pero al advertir el Belén de donde salimos y contemplar hoy la cantidad de iconógrafos y de obras que tenemos, nos dicen que el camino emprendido es el correcto, hay un crecimiento notable en la participación y en la calidad donde se percibe que cada escritor de imágenes está comprometido con su misión, se supera cada año y busca realizar de manera más transparente el prototipo que representa.

Se percibe el cuidado, el esmero y la oración que hay en cada uno de ellos.

Se nota la concentración mística y el diálogo profundo con Dios, fuente e inspirador de la obra, que transporta al espectador al mismo encuentro de amor.

Gracias a todos los que con su esfuerzo hacen posible que esto sea una realidad.


P. Hernán Pérez Etchepare, ssp

VIII Encuentro de Iconografía Argentina

VII Encuentro de Iconografía Argentina


VII Encuentro: Presentación

En un mundo herido por la violencia, el apresuramiento, la irreflexión, el consumismo; en donde el espectáculo de las banalidades nos arroja al vacío, al sinsentido existencial y a la vorágine de la angustia, encontrarnos con los íconos es un remanso de paz donde abrevar nuestro ser y recrear nuestro interior. Ellos, que están confeccionados con lo más noble de nuestro planeta, ellos, que son la síntesis de los tres reinos: el animal, el vegetal y el mineral; ellos que están escritos en la oración y en el silencio... nos devuelven el sentido de la vida, nos participan del mismo amor con que fueron hechos y constituyen un canal de comunicación con lo más elevado.
Abramos nuestro corazón para recibir su mensaje y predispongamos nuestro espíritu para percibir su belleza. Ella nos salva, porque nos humaniza y nos revela lo inconmensurable. Frente al racionalismo y al pragmatismo que manipula todo al servicio de la explotación comercial, la belleza une la verdad de cada ser con el amor y nos permite trascender la mera materialidad. Restituye todas las dimensiones del hombre y nos conecta con Dios. Trasciende todas las fronteras y posibilita, como en este evento, a los Ortodoxos y a los Católicos, trabajar unidos para lograr una iconografía argentina.
Gracias a todos los que hacen posible este encuentro, en especial a la Dirección General de Museos, a la Directora del Museo José Hernández y a todos sus colaboradores. También queremos agradecer a la Dirección Nacional de Cultos y a todos los que, escribiendo íconos, nos regalan una ventana a lo infinito y lo eterno.


P. Hernán Pérez Etchepare, ssp
Editorial San Pablo

VII Encuentro: Los Iconos

Dado que el ícono nace en el seno de la Iglesia indivisa, pienso que uno de sus papeles principales consiste en asegurar la unidad de la fe y la unidad del culto.
Este arte se origina en la tradición de la Iglesia y, lejos de ser un conjunto de reglas que impide la creatividad o limita la vida del espíritu, es un guardián de los valores espirituales y nos muestra un lenguaje que, a través del tiempo y con su evangelización, ayuda a la continuidad de la vida de la Iglesia misma.
En Occidente, la imagen tenía una función muy reducida, porque sólo se usaba para meditación personal, no por falta de profundidad teológica, sino que a veces eran tomadas como simples ilustraciones.
Pero en el siglo pasado, se produce un nuevo descubrimiento del ícono y de su enorme riqueza espiritual; y yo me pregunto: no es justamente esta riqueza espiritual de la cristiandad la que hace que se puedan cantar en todas las naciones las Glorias al señor en su propia lengua? El Hijo de Dios se ha encarnado en un pueblo, para todos los pueblos.
Desde hace algunos años, el ícono ha superado los límites de las comunidades orientales. Así, el ícono de la Virgen de Vladimir, símbolo de la Rusia Cristiana y obra muy venerada en Constantinopla, que actualmente se encuentra en Moscú, fue erigida por el Papa Juan XXIII como símbolo de la unidad de la Iglesia. Vemos como diferentes cristianos: ortodoxos, católicos, todos estamos unidos en nuestras plegarias delante de Ella, ya que se han hecho infinidad de íconos sobre la base de este prototipo y se encuentran distribuidos por todo el mundo.
El ‘icono es testigo silencioso de un mundo transfigurado, y el verdadero Iconógrafo es un teólogo de la imagen.
La iconografía es un lenguaje de amor que se traduce en el cruce de miradas, como decía santa Teresa "Mira que te miran".


Magdalena Acuña de Armano
Curadora

VII Encuentro: Fotos








domingo, 22 de febrero de 2009

VI Encuentro: Presentacion

Nos alegra sobremanera poder inaugurar el VI Encuentro de Iconografía Argentina en el Museo de Arte Popular José Hernández, puesto que los íconos nacieron como una forma privilegiada de comunicar la fe a todo el pueblo. En un mundo donde la mayoría no sabía leer ni escribir, las imágenes transmitían en un lenguaje sencillo la belleza de los escritos bíblicos. Cada Santo, cada personaje, cada pasaje de la Escritura recreado en imágenes, refleja la presencia del amor misericordioso de Dios que no nos abandona. Si nos dejamos embargar por la presencia sutil que expresan, se imprimen en nuestra mente los valores más excelsos de nuestra creencia. Al ser tan vívidos nos acompañan con su recuerdo a lo largo de la jornada y al contemplarlos nos comunican su luz, su paz, y nos inspiran toda clase de obras buenas.
Agradecemos su presencia y a todos los que hacen posible esta muestra. En especial, a la Dirección General de Museos, a la Dirección General de Cultos y a la Dirección del Museo José Hernández.

P. Hernán Pérez Etchepare, ssp
Director de periódicos de la Editorial San Pablo

VI Encuentro

La historia de la escritura-pintura de íconos en Rusia se inicia con la conversión al cristianismo en el año 988, durante el reinado del príncipe Vladimir. Formaban parte de la Rusia en ese entonces, entre otros, Ucrania, Bielorusia, los Urales septentrionales, cuya capital era Kiev, y una ciudad particularmente importante en esa región: Novgorod.
Ambas ciudades se destacaron, como así algunas ciudades eslavas en esta pintura que, después de haber recibido de Bizancio el bautismo comienzan su gran evangelización a pueblos que no sabían leer ni escribir y que por este medio conocen a Cristo, su Madre, los Ángeles, los Santos, etc., naciendo también con esta evangelización numerosas escuelas iconográficas.
En esta cultura de Bizancio, el Icono o la Icona ocupaba un lugar muy respetado e importante, la iglesia bizantina elabora una teología sobre la misma, basada en la idea fundamental, de que es posible mostrar al Señor a través de su apariencia humana, y que la veneración tributada al mismo, a la imagen sacra, va en realidad, a su prototipo.
En esta cultura el Icono, por su significado y culto, ocupaba un lugar mucho más importante que cualquier otro género artístico, junto con los mosaicos, los frescos y las miniaturas que decoraban los códigos.
Los Iconos de Cristo y la Madre de Dios son colocados aún hoy en las iglesias de rito oriental, ya sean cristianos ortodoxos o cristianos católicos, en el lugar de más importancia o lugar de honor, separando el presbiterio de la nave en la que se encuentran los fieles o también encabezando las procesiones.
En Novgorod, ciudad de la cual se conoce mejor la historia antigua gracias a documentos conservados, se dice que después del bautismo de Kiev, algunas iglesias estaban dedicadas al “Rostro de Cristo no pintado por mano humana” (Mandylion) que muestra la auténtica fisonomía del Salvador. Y San Lucas, según la tradición habría pintado el Icono de la Madre de Dios teniendo como modelo a la misma Virgen..

Magdalena Acuña
Curadora

VI Encuentro de Iconografia Argentina



VI Encuentro de Iconografia Argentina

V Encuentro: Presentacion


En la actualidad se dice frecuentemente que vivimos en la cultura de la imagen. Entonces los íconos se nos presentan como una manera privilegiada para expresar la fuerza transformadora del Evangelio y del amor inconmensurable que Dios quiere derramar sobre todos sus hijos. Estas bellas imágenes que nos observan con amor, nos invitan a contemplarlas en esa misma sintonía de encanto. Ellas nos ayudan para entrar en contacto con lo sagrado, vale decir con lo inexplicable, lo inefable, con lo que nos fascina y nos desborda. Para esto es necesario abrir nuestros sentidos interiores, gustar de ese diálogo profundo que sólo se logra en la oración, donde se comienza a captar lo sutil de cada facción, la teología que contiene cada forma y cada color. Los personajes cobran vida y nos comunican su participación con lo divino, bebemos, como diría San Pablo, de la “Multiforme Gracia de Dios”, contenidos infinitamente en cada uno de ellos. Los íconos nos llevan a una dimensión que trasciende lo temporal, de allí su vigencia y su permanencia a lo largo de todas las épocas, y de allí, su perenne riqueza que nos une con lo divino. De esta unión el hombre de todos los tiempos sale fortalecido, edificado, y persuadido de que en el mundo hay mucho por hacer para devolverle el rostro de Dios a la humanidad desesperanzada.
Que esta Navidad sea un reencuentro con esta fraternidad que nos propone Dios y aceptemos su invitación, que nos realiza a través de los íconos, de formar parte de su familia, con sus santos, su Madre y con su misericordiosa persona.

P. Hernán Pérez Etchepare, ssp.

V Encuentro: El Icono


La palabra ícono viene del griego (eikon = imagen), imagen sacra en este caso.
Este ícono del que estamos hablando, es el mismo que sale victorioso de todas las persecuciones y destrucciones de imágenes en el siglo noveno (843). Es el mismo que nos muestra la Encarnación de Cristo; el mismo que, según la tradición, nos dice que san Juan Evangelista, médico y pintor, retrata el primer ícono de la Virgen con el Niño en brazos. También según una creencia, Cristo envía su imagen en una túnica al Rey de Edesa, Abgar, enfermo de lepra cuando éste manda a su secretario a buscarlo; y viendo que en medio de la muchedumbre éste no llegará a él, le pide su “Mandylion”, que es el lienzo que llevan algunos orientales en su cabeza; cuando Cristo lo acerca a su rostro queda allí impreso produciendo más tarde la curación del rey. Otra creencia en occidente nos habla del velo de la Verónica, que enjuga el rostro sufriente de Cristo camino al Calvario, a éstos últimos se los denomina “No hechos por la mano humana” (Acheropita).
La autenticidad de los íconos según la tradición, entre otras cosas, depende de su semejanza con el original; no sólo es fruto de la creatividad artística, que es poca la que se puede usar, sino que debemos remitirnos a los manuales de pintura utilizados por los maestros iconógrafos ya que todo tiene un significado preciso y simbólico.
También es importante respetar los materiales a usar en ellos, la tabla de madera, la cola, la tela, los colores de pigmentos naturales ya sean minerales o vegetales, el agua, el huevo, el oro; todo esto pertenece al reino vegetal, mineral o animal.
El gran pintor Matisse en su viaje a Rusia se preguntaba: “Qué vienen a buscar los pintores rusos a Europa, cuando tienen este arte tan bello aquí?”…
Y también se preguntaba Dostoievsky: “Que belleza salvará al mundo?” Aquella del rostro de Cristo, el más bello entre los hijos del hombre (Salmo 44).
“El ícono es un canal de Gracia, hace presente a la persona que representa, es un lugar de encuentro, una ventana a la eternidad”.

Magdalena María Acuña de Armano
Curadora

V Encuentro de Iconografia Argentina

IV Encuentro


IV Encuento de Iconografia Argentina

viernes, 20 de febrero de 2009

III Muestra de Iconografía Argentina - 2002

III Encuentro: Invitación a Contemplar la Muestra

La palabra escrita se apoya en el lenguaje, en la experiencia de la cultura, en el ser de cada nación, en los valores de todas las épocas y se condensa en caracteres. La imagen que recrean los íconos es heredera del mismo lenguaje que trasmite, con formas y colores, el contenido de las palabras.
Jesús es la palabra hecha carne, y el ícono es esa misma palabra hecha imagen.
Gestos y palabras, lo que se dice y se hace en Cristo tiene una total correspondencia, son parte de un mismo lenguaje y una misma comunicación. Por eso, podemos decir que en el ícono se escribe con imágenes el contenido de la Sagrada escritura.
Cuando se contempla un ícono, comenzamos una experiencia profunda de diálogo con lo trascendente, nos comunica su belleza, bondad, alegría y enciende en nosotros el amor que procede de Dios. Hagamos la experiencia enriquecedora y maravillosa de contemplar los íconos, imagen escrita de lo divino.

P. Hernán Pérez Etchepare, ssp

III Encuentro: PARTICIPANTES

Magdalena Acuña de Armano
Padre Eduardo Pérez Dal Lago
Hermana Susana
Ana Laura Axat
María Bargallo
Dora Belluschi de Ramaso
Alicia Bergara de Uriburu
María Marta Binello
Julia Carpentier
Leticia Casino de Gibone
Olga de la Colina Lacalle
María Concepción Domínguez C. de Robelli
Magdalena de Elia de Aquino
Pedro Fachini
Susana Fauth
Graciela Figueroa
Irma Esther Filippini
Monica Gómez Almeida
Rosa Amelia González Bravo
Pilar Ivadi
Stella Maris Lois
Elaine de Medina Muñoz
Griselda Muñoz
Jimena Poggi
Lidia Romano de Brosio
Beatriz Rudin de Elordy
Evangelina Samueski
Inés Sansone
Norma Silvero de Vallaro
Gabriela Sonego
Elena Storni
Sara Trebino de Iglesias Molli
Beatriz Valle de Dos Santos

III Encuentro: Los Sagrados Iconos

Clickear en la imagen para leer

II Encuentro de Iconografia Argentina

miércoles, 18 de febrero de 2009

II Encuentro de Iconografía Argentina


II Encuentro: Participantes

Acuña de Armano, Magdalena
Belluschi de Romano, Dora N.
Bobio de Borlenghi, Delia
Carpentier, Julia
Cassino de Givone, Leticia
De la Colina, Olga
De Nasra, Delia B.
Domínguez Cossio de Rodelli, M. Concepción
Dos Santos, Miguel Angel (tallador)
Facchini, Pedro
Farina de Nuñez, Raquel
Ferreres, Susana
Igueroa Gacitúa, Graciela
Filippini, Irmã
García Puló de Guevara, Beatriz
Gubert, Bernardita
Goldaracena, Clara Alicia Bárbara
Gómez Almeida, Mônica
González Murcia, Concepción
Logorosky, Viviana Beatriz (talladora)
Mascarenhas de Boschkowitsch, María Cecilia
Miles de Ayerza, Ana
Pettinari, Abel Nicolás
Sasso, Gustavo
Schmider, Verônica
Spoltore, Héctor
Storni, Elena
Tamburini, Diego
Trebino, Sara
Uriburu, Alicia
Valle, Beatriz
Ventura Piselli, Rosanna
Vinello, Maria Marta

II Encuentro: El Icono

El icono contiene en sí mismo historia, tradición, simbolismo, teología y arte.
Para estudiar estos aspectos es necesario introducirnos en la vida de la Iglesia, porque la historia del icono está relacionada con la historia de la Iglesia y con la historia del arte, dos aspectos diferentes pero unidos en una realización en común.
El icono es un símbolo porque el símbolo es en sí mismo la presencia de lo que simboliza y es la presencia del representado.
El icono es "teología en color". La Iglesia define teológicamente al icono en función "dogma trinitario" y sobre todo permite entenderlo en función de la "encarnación".
No vean al icono lindo, no lo piensen feo, no lo critiquen como arte natural; en su desnaturalizada belleza trascendente está Dios; que escucha aunque no le hablemos; acompaña aunque no lo busquemos; entiende aunque no lo entendamos y protege aunque no lo veamos.
Contemplemos a los iconos observando lo que los iconos simbolizan. Compartamos la alegría de expandir los iconos que son la imagen inmediata de una luz proyectada; que son un tejido cuyos hilos se juntan, se entrecruzan, se ocultan y se sostienen mutuamente, entre aquel que los inspira, los representados y los que los contemplan.
No olvidemos las palabras de San Basilio: "Levantaos vosotros pintores que a través de vuestro arte exaltado hacéis iconos, mi alabanza para el campeón coronado es pobre comparada con la sabiduría que inspiran vuestros pinceles con sus radiantes colores.
"Yo me detengo al escribir sobre el valor de los santos y mártires de ahora en adelante, porque vosotros los habéis coronado y hoy me alegro de la victoria ganada por vuestro poder. A medida que miro los detalles de las figuras de vuestros iconos, su victoria es más brillante para mí. Que los demonios rabien, porque han sido destruidos por las bondades de los santos y de los mártires que vosotros habéis descripto. Haced que sus manos quemadas en las llamas de lo viejo sean reveladas nuevamente como victoriosas. Que esto que yo he dicho quede incluido en esos "iconos" y unidos con el cristo, Juez de todo el contexto. A El la gloria por los siglos de los siglos. Amén,"
Abramos los ojos para ver; los oídos para oír y el corazón para sentir: "Para dirigir nuestros pensamientos hacia la contemplación de las cosas elevadas se hace necesario un medio familiar cotidiano para dar una forma visible a lo que no tiene forma; para hacer visible lo que no se puede describir, para que podamos construir analogías comprensibles" (San Dionisio "Sobre las Jerarquías Celestiales").

María Cecilia Mascarenhas de Boschkowitsch
Curadora del II Encuentro de Iconografía Argentina

martes, 17 de febrero de 2009

II Encuentro: Encuentros de Iconografía Argentina

Esta reunión nació por la necesidad de crear espacios religiosos comunes, para mostrar los talentos y "tesoros" que tenemos en nuestro país y para compartir las máximas expresiones de nuestra fe.
Las tradiciones de la Iglesia no son sólo orales y escritas, también una fuente muy importante es la pintura. Los estudiosos e investigadores, han recuperado la teología de importantes obras del pasado que expresan la fe de la primera Iglesia. Sobre todos estos hallazgos y revalorizaciones se destaca el icono que en griego significa imagen. Por lo tanto muchos íconos tratan de reproducir las imágenes originales de los protagonistas del Evangelio y de los personajes de la Primera Iglesia, por lo que se puede decir que son el Evangelio en imágenes. Ellos contienen en sí mismos un valor histórico, teológico, artístico y nos ofrecen una "ventana al cielo", donde Cristo, María y los santos nos regalan su mensaje de amor.
Los iconos al igual que los escritos de los apóstoles han llegado a nosotros a través de copias; en iconografía los modelos que generalmente se usan son de otros iconos, obviamente porque los personajes ya no están. Cuando se los pinta en realidad se los está recreando, ni al mismo iconógrafo, pintando la misma Virgen, con el mismo pincel y pigmentos, le saldrá igual, siempre mostrará algo diferente del infinito rostro materno de nuestra Madre.
Los iconos son imágenes sagradas realizadas sobre tablas siguiendo una técnica muy particular y milenaria: las pinturas que se utilizan son pigmentos (extraídos de la naturaleza) que se mezclan con yema de huevo y un solvente como por ejemplo vino blanco, vodka, alcohol. Los fondos y los nimbos (los halos de santidad) generalmente son dorados a la hoja (con pequeñas láminas de oro).
El iconógrafo, generalmente, debe estudiar durante muchos años esta técnica de pintura, en un taller donde un maestro lo guía y lo instruye, pero desde el primer año ya puede percibir los frutos de sus esfuerzos porque, con ayuda, puede terminar sus primeros iconos, que le darán una gran alegría y una mejor comprensión de su fe. Como es una disciplina muy compleja y profunda, en realidad, no se termina de aprender nunca, siempre se puede ahondar un poco más. Los iconógrafos estudian y leen mucho las sagradas escrituras, ayunan antes de pintar, como muchos en la cuaresma, para estar más atentos, más reflexivos, para estar más en contacto con el misterio que quieren reflejar en el lienzo que está pegado en una tabla. También antes de pintar oran y meditan para sumergirse en un diálogo inspirador entre él y Dios.
La teología del icono es una consecuencia del Nuevo Testamento, recordemos la prohibición de hacerse una imagen de Dios Ex 20.4 (los Diez mandamientos), pero ese Dios invisible quiso hacerse presente en la historia a través de Jesús y esa presencia viva ha dejado un recuerdo imborrable. Dios mismo quiso aparecerse como uno de nosotros Fil. 2,6-11, "hacerse imagen", para salvarnos, para redimirnos, para plenificarnos EF 1.3-14. En su hijo nos enseñó lo que El era y así nos dejó un referente concreto para seguirlo. ¿Cómo no honrar su imagen que nos recuerda todo lo hermoso que él hizo y nos dejó?
Recordemos siempre que el misterio profundo de Dios se encarna en Jesucristo, "él es la imagen de Dios invisible" Col 1,15, estas palabras del Nuevo Testamento confirman que Jesús es la manifestación de Dios, su imagen y su verbo Jn 1,1-14. Esta valorización de un Dios que se hace hombre nos ratifica que "Cuando el evangelio se expresa con palabras, el icono lo proclama con los colores y lo hace presente", imagen y palabra, se necesitan, se complementan y ayudan mutuamente, y en Cristo han quedado indisolublemente unidas.
Esto no siempre fue así, en el siglo VIII, se destruyeron muchísimas imágenes de los iconos, reemplazándolas sólo por el signo de la cruz. Estos destructores de imágenes que perseguían incluso a los que las veneraban se denominaron iconoclastas. Es increíble pero muchos, para perseguir y matar a otros, buscan su justificación en la Biblia, que enseña todo lo contrario. La Iglesia tuvo que hacer frente a esa ola de saqueo, destrucción y vandalismo y llamó a un Concilio Ecuménico (II de Nicea, en el año 787) que defendió como parte importantísima de nuestra fe, la tradición de honrar las imágenes "definimos con toda exactitud y cuidado que de modo semejante a la imagen de la preciosa y vivificante cruz han de exponerse las sagradas y santas imágenes". Porque el honor de la imagen se dirígela original".
Los iconos nos unen, nos llevan a revitalizar nuestra fe, nos conducen para vivir en una misma alegría, la del Evangelio, y a proyectar una misma esperanza, la de construir el Reino de Dios. Tanto la Iglesia Católica como la Ortodoxa, que nacieron juntas, ven aproximarse el tercer milenio, con los mismos desafíos y con la misma vocación. Compartimos con ellos una misma fe y también los iconos, que son un camino de acercamiento, de diálogo cultural, y nos posibilitan trabajar juntos de manera ecuménica como nos lo pide el Papa, los patriarcas y todos los pastores que quieren seguir el ejemplo de Cristo. En Argentina como en casi todo el continente americano conviven de manera armoniosa las grandes religiones, en especial la ortodoxa y la Católica, esto constituye un ejemplo digno de imitar y un camino de mutua edificación, enriquecimiento y entendimiento. El II Encuentro de Iconografía Argentina, es el resultado de esta búsqueda en común y es la expresión de un lenguaje universal, el de la fe y el del arte.
El icono no es sólo el esplendor de lo sagrado, en un mundo que no sabía leer era el principal anuncio de la salvación, luego fue un compañero indispensable para celebrar la fe y hoy volvemos a revalorizar este arte lleno de teología, porque vivimos en la cultura de la imagen y en esta nueva cultura los iconos nos dignifican, nos humanizan, nos regalan el rostro de un Dios que se hace hombre y nos evangelizan. Hagamos la experiencia maravillosa de contemplar y rezar frente a los iconos.
P. Hernán Pérez Etchepare, ssp

PRIMER ENCUENTRO

Los Encuentros de Iconografía Argentina comenzaron a gestarse cuando el padre Hernán Pérez Etchepare, de la Sociedad de San Pablo estudiaba teología en Chile. Allí, rezando como todas las mañanas lo hacía frente a una lámina que reproducía La Trinidad de Andrei Rublev, entendió que toda la doctrina acerca de la trinidad estaba en aquel ícono. A partir de ese momento comienza a investigar acerca de la iconografía y descubre que por detrás de los íconos hay una teología del color, de la forma, que los íconos se escriben más que pintar, y que hay toda una disciplina y un estudio muy serio al respecto.
Ya de regreso en Argentina, al tomar conocimiento de que aquí existían varios iconógrafos y algunos talleres de iconografía, surge el deseo de realizar una muestra para que el público tuviese acceso a los íconos originales, darles la oportunidad de ver un verdadero ícono, no apenas una reproducción impresa.
La iconógrafa María Cecilia Mascarenhas de Boschkowitsch es elegida como curadora de la Primera Muestra, y continuó siéndolo hasta que en el año 2001, por cuestiones de salud, deja el lugar a la iconógrafa Magdalena Acuña de Armano.
El Primer y Segundo Encuentro (años 1998 y 1999 respectivamente) se realizan en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso General de la Nación y participan alrededor de 25 iconógrafos.
Luego, durante los años 2000 y 2001, con el país atravesando una durísima crisis, el encuentro se suspende hasta que en el año 2002, a fuerza de pura perseverancia, la muestra vuelve a realizarse, esta vez en el Salón Azul del Teatro Cervantes, donde tienen lugar el Tercer y el Cuarto Encuentro. En el año 2003 la muestra se lleva a cabo en al teatro Santa María.
Es en el año 2004 que el Encuentro de Iconografía Argentina pasa a los museos, realizándose en Quinto Encuentro en el Museo Larreta.
A partir del año 2006 el encuentro se realiza en el Museo de Arte Popular José Hernández, con el apoyo de la Dirección General de Cultos.
Desde aquel Primer Encuentro en 1998, hasta el VIII Encuentro, en el año 2008, donde participan más de 50 iconógrafos entre maestros y aprendices, este espacio en el cual conviven las iglesias Católica y Ortodoxa, no ha dejado de crecer. La experiencia de visitar la muestra y encontrarse rodeado de íconos es algo único, que no puede ser apreciado en una muestra menor sino únicamente en una de las proporciones de ésta, cuya existencia es posible sólo gracias a las buenas voluntades del mundo católico y ortodoxo, y al espacio común compartido por talleres e iconografos independientes, unidos por una misión evangelizadora y el amor por los íconos.

viernes, 6 de febrero de 2009

Iconografía Argentina

"Encuentro de Iconografía Argentina"
organizado por
Editorial San Pablo
Museo José Hernández
Dirección General de Cultos

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